Existen muchos sentimientos, pero el amor es el más sublime de todos.
No podemos hablar de verdaderos sentimientos hasta que no haya nacido nuestro primer hijo.
Los valores se forjan sobre la base de saber tolerar el aburrimiento con respeto y dignidad.
Podemos conocer a una persona a partir de las personas que la admiran.
No intentes quitarle la aflicción a alguien; enséñale las herramientas que tiene en su interior para afrontarla.
La amargura es un encadenado de frustraciones que no pudieron ser canalizadas en la verdadera enseñanza que encerraban.
Nos encantan los amantes porque aportan la chispa y la sorpresa que un esposo no puede darnos todos los días.
El principal motivo que nos impulsa al amor es el amor propio.
Nadie te adulará más que tu amor propio.
La única parte buena de un desengaño amoroso es que nos hace sentir desgarradoramente vivos.
La infidelidad es un peligro que sólo quienes son muy amados pueden permitirse.
La pasión es el mayor fijador del amor.
La mayor defensa contra la traición es la desconfianza.
Aquel que todo lo ve bien, está mintiendo; aquel que todo lo ve mal, puede que no, pero seguramente es una persona cargada de desconfianza.
Si hay un aniquilador perfecto de memoria, este es la ira.
Cuando dejamos de sentirnos perdidos en el mundo, entonces sabemos que hemos hallado la felicidad.
La armonía es un poderoso pegamento de elementos que por sí solos jamás podrían unirse.
Vivir en concordancia es vivir con inteligencia.
Despreocúpate de tu enemigo, siempre y cuando no tenga razón.
Carecer de amigos es triste, ahora carecer de enemigos es alarmante.
El principio de la inhumanidad comienza cuando dejamos que la indiferencia se apodere de nuestra actitud.
La felicidad no es un logro, es una actitud de vida.
Trata de vivir como las raíces de los árboles: apoyan y sustentan al gran árbol para que dé sus mejores frutos, pero no esperan nada de él.
Ignorar los recuerdos va en contra de la naturaleza humana, traerlos al presente es melancolía.
Sonrojarse ante los demás es señal de que hemos hecho el ridículo, sonrojarse ante nosotros mismos es señal de que hemos hecho a otros sentirse ridículos.
No hay sentimiento más reconfortante que la paz interior.
La pena es la garantía de que sentimos que vivimos el triple de tiempo.
El orgullo es ese extraño sentimiento que nos hace prevalecer en el error y permanecer en el ojo de la tormenta.
Tu orgullo puede ser tu salvador, pero también tu verdugo.
El miedo distorsiona las cosas, las agranda y las hace ver mucho peor de lo que son.
Sé piadoso con todos, menos con el culpable, ya que entonces serías impiadoso con el inocente.
La grandeza de un ser humano es directamente proporcional a su piedad.
Asegúrate de que antes de que anochezca, todo tu resentimiento se haya disipado.
Sólo hace falta un toque de locura para amar sin límites, pero es preciso un arte muy sutil y perverso para odiar.
La alegría es al estado de ánimo lo que el oro a la alquimia.